¿Vives en una casa tupper?
En las últimas décadas la elección de acabados superficiales plastificados en la vivienda es una práctica normalizada, hecho al que nosotros denominamos efecto casa tupper por los efectos adversos que tiene un espacio bajo estas condiciones. Existen acciones capaces de des plastificar y recuperar la calidad ambiental de los espacios.
El término casa tupper hace referencia a viviendas con una alta contaminación electroestática y un nulo control de la humedad relativa , factores que favorecen la ionización del aire que respiramos.
Son varios los factores que contribuyen a esta perjudicial plastificación, siendo los revestimientos de suelos (parqués sintéticos) y la pintura los más destacados. Por ello debemos aprender a escoger acabados interiores biocompatibles y saludables.
Veamos qué opciones tenemos a nuestro alcance para crear un entorno libre de tóxicos.
LA PINTURA
La pintura representa entre el 65% y el 75% de los acabados interiores de una vivienda (entre techo y paredes) y la más utilizada hoy en día es la plástica, que contribuye a la perjudicial plastificación de los ambientes interiores o fenómeno casa tupper.
Efectos de la pintura en la salud
Hasta hace relativamente poco tiempo el criterio a la hora de seleccionar una pintura residía normalmente en el precio y la durabilidad por este estricto orden.
Sin ir más lejos, a pesar de que las pinturas minerales tienen una durabilidad superior a la mayoría de plásticas y su aplicación no es necesariamente más costosa, su precio ligeramente superior ha sido habitualmente suficiente argumento para no utilizarlas.
Las pinturas minerales eran las únicas existentes hasta la aparición de los componentes derivados de la química de síntesis en el siglo XIX. Este descubrimiento llevó a una revolución de los sistemas y productos tradicionales en el mundo de la pintura, sobre todo por los nuevos procesos de producción más económicos pero a la vez mucho más contaminantes.
Además, con el paso del tiempo se ha descubierto que algunos de los productos utilizados han resultado tóxicos e incluso cancerígenos. Para ser justos hemos de destacar los esfuerzos de la industria para mejorar sus productos en este sentido.
En el campo de las afecciones pulmonares, las pinturas plásticas, a diferencia de las minerales, ofrecen un entorno ideal para la proliferación de hongos y bacterias por su composición, que a pesar de ser sintética, es orgánica.
En las últimas décadas, gracias a la publicación de numerosos estudios y patologías producidas por sustancias tóxicas contenidas en algunas pinturas, la demanda de productos seguros para la salud ha ido en aumento.
Institutos como la Stiftung Warentest alemana (Fundación imparcial para el ensayo de productos) llevan décadas aportando datos para la elaboración de pinturas más saludables, ya sean naturales o sintéticas, que eviten el fenómeno casa tupper.
Sin ánimo de alarmar se pueden determinar dos tipos de intoxicación por exposición prolongada a productos que en ocasiones se han encontrado en algunas pinturas plásticas.
La intoxicación aguda, producida si no se emplea mascarilla durante la aplicación de la pintura, presenta síntomas como la irritación de los ojos y las mucosas, dolor de cabeza o vómitos y suele desaparecer rápidamente tras la exposición.
La intoxicación crónica, a causa de la absorción de pequeñas dosis de sustancias químicas que algunas pinturas, en condiciones de poca ventilación, liberan paulatinamente al ambiente (COVs, Compuestos Orgánicos Volátiles, formaldehídos o Benzeno), y que pueden contribuir al desarrollo del síndrome de Sensibilidad Química Múltiple (SQM).
Cuando padecemos SQM nuestros órganos depuradores y sistema inmunológico se saturan, su capacidad de asimilar partículas químicas tóxicas se ve afectada y cualquier leve exposición altera nuestro sistema nervioso y empeora la reacción.
No quisiéramos culpar a las pinturas de esta patología, suele desarrollarse por la combinación de la exposición permanente a diversos agentes químicos: productos de limpieza, disolventes, productos químicos en determinados tipos de trabajo etc.
Las pinturas naturales o ecológicas tampoco se pueden considerar inocuas al 100%, ya que las sustancias naturales en estado concentrado también pueden ser nocivas. Lo que sí se puede asegurar es que quien escoge este tipo de pinturas corre un riesgo mucho menor de intoxicación y contribuye a la protección del medio ambiente.
Las pinturas naturales o ecológicas
Las pinturas minerales son las únicas que se han demostrado inalterables a la radiación directa del sol y el agua, capaces de humedecerse y secarse sin presentar desprendimientos y favoreciendo el equilibrio electrostático.
Su único inconveniente es que, a pesar de que sí se pueden aplicar sobre paramentos previamente pintados con pintura plástica, pierden algunas de sus propiedades más importantes como la higroscopicidad que permite a las paredes transpirar y evitar el fenómeno casa tupper.
Existen dos grandes familias dentro de las pinturas naturales:
1. Las pinturas vegetales: fabricadas a partir de materia prima vegetal como resinas de árboles, raíces, aceites, celulosa etc. y procesadas mediante sistemas de “química dulce” en empresas especializadas.
2. Las pinturas minerales: generadas a partir de silicio, bentonita (arcilla), cal, dolomita etc. cuyas propiedades son excelentes desde un punto de vista biológico y saludable.
En ambos casos (pinturas vegetales y minerales) existe un gran abanico de fabricantes en el mercado que permite comparar y elegir el producto que más se adecúe a las necesidades de cada caso.
En DinA5 siempre aconsejamos el uso de este tipo de pinturas a los clientes, con el objetivo de cuidar la salud de los usuarios creando ambientes interiores sanos y libres de tóxicos.
OTROS REVESTIMIENTOS
No sólo las pinturas plásticas tienen la culpa. Los barnices sintéticos, chapados en melamina o paneles contrachapados o fenólicos también toman protagonismo, al contener productos tan nocivos como los formaldehídos.
Seguramente necesitaremos otro post para desarrollar este aspecto. Hoy destacaremos los revestimientos sintéticos de los suelos como cómplices para la creación de un ambiente plastificado.
Si escogemos pinturas plásticas y un pavimento sintético tipo parqué laminado sintético, microcemento o cualquier tipo de barniz sobre una madera natural obtendremos un 100% de superficies plásticas en nuestra vivienda.
Las consecuencias son las mismas que las de las paredes plastificadas que comentábamos antes pero quisiéramos destacar el gran perjuicio que sucede cuando se decide barnizar un parqué natural con un barniz polimérico, aunque sea soluble al agua.
La madera natural posee unas características de confort especiales que se ven coartadas en cuanto se interpone entre su superficie y el usuario una fina película plástica bajo la única excusa de que la protegemos frente a salpicaduras.
Si bien esta afirmación es cierta, no es menos cierto que perdemos otra serie de propiedades de la madera que no son menos importantes, además de una buena cantidad de dinero para pagar por un producto natural que nunca tocaremos.
La madera pierde su capacidad de regular la humedad del ambiente, reduce su capacidad de derivar la electricidad electroestática que, siendo un material poco conductor, lo es más que una pared pintada con pintura plástica.
Y perdemos, sobretodo, el confort al tacto de la madera y su capacidad de envejecer con nosotros, la veremos cada día al entrar en casa pero nunca la tocaremos, siempre estará el barniz entre ambos.
El resto de chapados y panelados sintéticos son elementos de segunda fila en comparación con la importancia de escoger revestimientos naturales para paredes, techos y suelo.