radiestesia

La radiestesia desde un punto de vista fisiológico

Según la real academia de la lengua española la radiestesia se considera la “capacidad especial para captar ciertas radiaciones, utilizada por los zahoríes para descubrir manantiales subterráneos, venas metalíferas, etc”.

Cuando hablamos de radiaciones nos referimos al espectro completo desde los rayos Gamma hasta las ondas de radio, pasando por la luz visible. Todo es radiación pero de distinta frecuencia, aunque nuestra visión solo percibe una pequeña porción, el llamado espectro visible que todos hemos estudiado en la escuela.

A partir del trabajo de Albert Einstein la comunidad científica aceptó que la energía es de naturaleza vibratoria, que emite radiaciones y que la materia no es más que una forma particular de energía.

Parece un tanto complejo, ¿verdad? ¡Vamos a ver cómo trasladar todos estos conceptos a nuestra realidad más cotidiana para tratar de entenderlos mejor!

EFECTOS DE LA RADIACIÓN EN NUESTRO ORGANISMO

Los seres humanos, como cualquier otro ser vivo del planeta, estamos expuestos a todas las radiaciones que coexisten en él y, además, muchas de ellas son capitales para nuestra existencia y si desapareciesen no sobreviviríamos.

Estamos dotados con sensores capaces de detectar distintos tipos de radiaciones naturales, la radiación electromagnética de la luz solar la percibimos a través de la vista mientras que la infrarroja lo hacemos a través de la piel.

Un exceso de radiación solar térmica (la ultravioleta) puede llegar a ser altamente perjudicial para la salud ya que puede provocar graves quemaduras, este aspecto no deja de ser relevante.

El organismo es capaz de percibir un amplísimo abanico de radiaciones, otra cosa bien distinta es si un individuo está preparado para descifrar esta información o si deja que los sentidos más primarios sean los únicos que le sean revelados.

Pongamos un ejemplo más específico y clarificador:

Una persona expuesta a un espacio de color rojo aumentará la presión sanguínea, el ritmo cardíaco y el estado de alerta. Su sistema digestivo comenzará a activarse, su temperatura corporal aumentará y sus mejillas subirán el tono rojizo habitual.

Lo más curioso es que también ocurrirá con los ojos tapados porque los colores no son más que una frecuencia electromagnética concreta que llega a nuestro cuerpo a través de todos los canales de percepción.

Cada color produce reacciones fisiológicas específicas, a veces similares y en otras ocasiones distintas, en el siguiente enlace podréis encontrar más información al respecto.

Pero el color es sólo una de las radiaciones de las que hablábamos, como decía Einstein, la materia es una forma particular de energía y, por tanto, los objetos materiales también emiten radiaciones.

METODOLOGÍA DE LA RADIESTESIA

Un radiestesista o Zahorí, simplemente entrena su percepción y sensibilidad personal para saber identificar las reacciones de su organismo ante cada una de las innumerables radiaciones que lo alcanzan. De este modo consigue “filtrar” de entre todas ellas la que está buscando, ya sea agua, minerales o emanaciones de gas radón, entre otros.

Definir qué es lo que se está buscando es el secreto de un buen especialista en radiestesia. Hay personas más y menos sensibles, como es normal, existen personas con una alta sensibilidad y mucha práctica que han sido capaces de hacer radiestesia sin necesidad de herramientas. Os dejamos un enlace para conocer algo de historia sobre este tema al margen de lo que explicamos aquí.

La radiestesia se utiliza en arquitectura saludable para identificar y controlar puntos geológicos patógenos como corrientes de agua subterráneas, fallas o diaclasas, redes Hartman o redes Curry.

No obstante, las zonas más importantes a tener en cuenta son aquellas en las que hay confluencia de varios de estos puntos, ya que pueden resultar nocivas para la salud. Un diseño realizado teniendo en cuenta estos parámetros puede evitar el desarrollo de futuras enfermedades de mayor o menor alcance.

En una prospección mediante técnicas de radiestesia el equipo detector es el propio organismo. Por ello es muy importante comprobar el estado de los biosensores y magnetosensores que tenemos repartidos por todo el cuerpo. Ellos serán los encargados de percibir las diversas sensaciones procedentes del exterior, que posteriormente procesará el organismo mediante la mente y las respuestas neuromusculares.

Veamos los factores que pueden incidir en la precisión de los resultados de una prospección mediante radiestesia.

Condicionantes internos

 

Los condicionantes internos hacen referencia al estado físico y mental del propio radiestesista. Para realizar este tipo de trabajos de sensibilidad personal es esencial contar con un equilibrio energético óptimo.

Realizar meditación o relajación de manera habitual ayuda a lograr una estabilización personal. Además, el día que se lleva a cabo la prospección es importante contar con un buen estado de salud, llegar al lugar descansado, bien alimentado y sin grandes preocupaciones o contratiempos recientes.

De este modo evitaremos la influencia de posibles factores de descompensación del organismo que podrían reducir la fiabilidad del estudio de radiestesia.

Condicionantes externos

Los condicionantes externos también tienen una importancia muy elevada para la correcta detección y estudio de las alteraciones telúricas.

En primer lugar encontramos las variaciones del magnetismo terrestre y las tormentas magnéticas, las cuales indican que los registros del campo magnético terrestre no son estables y pueden sufrir variaciones considerables. Por ello evitaremos realizar prospecciones en estas épocas ya que se podrían distorsionar las alteraciones telúricas, incrementándose en gran medida.

El segundo de los condicionantes externos son los movimientos sísmicos, producidos cuando la Tierra libera energía interna a causa del movimiento de las placas tectónicas. Si realizamos estudios de radiestesia en jornadas próximas a movimientos sísmicos obtendremos resultados más alterados de lo normal e incluso podemos detectar patologías en zonas que originalmente son neutras o favorables.

Los eclipses de luna o de Sol también producen variaciones en el campo eléctrico atmosférico terrestre. Además producen alteraciones en la producción de melatonina, la hormona que regula el reloj biológico de nuestro cuerpo, lo que conlleva a posibles interferencias en el equilibrio energético del radiestesista que realiza el trabajo de percepción sensorial.

El último de los condicionantes externos a destacar es la presencia de radiación solar excesiva. Se trata de un factor que puede dar lugar a errores de medición a causa de interferencias provocadas por la diferencia de radiación recibida del Sol y del subsuelo. Para ello es recomendable evitar realizar mediciones en las horas de máxima insolación, normalmente de 12h a 16h.

Equipos de medición basados en la sensibilidad personal

El más importante es el propio prospector, que a través de sus biosensores y magnetosensores percibe las diferentes sensaciones. Con frecuencia el propio organismo es el aparato que más descuidamos, por eso es necesario llevar a cabo un trabajo regular de equilibrio físico y psíquico personal.

Además del cuerpo humano, los especialistas en radiestesia se sirven de distintos utensilios que amplifican las sensaciones percibidas por el organismo y detectar con más claridad las alteraciones telúricas.

El más conocido son las famosas varillas de radiestesia en L y de lóbulo-antena. Se aconsejan las de cobre o latón, evitando materiales ferromagnéticos y con mangos de madera u otro material aislante, para proteger al prospector de una elevada carga electromagnética.

Esta herramienta amplifica las tensiones y distensiones musculares que se producen en nuestro organismo cuando atraviesa un campo de radiación concreto.

Para utilizarlas colócate de pie, con los codos a 90 grados pegados al cuerpo pero relajados, coge suavemente las varillas y relaja la muñeca y los dedos, que la varilla caiga ligeramente hacia adelante, a priori no se moverá.

A continuación piensa en algo que te haga muy feliz, una pregunta cuya respuesta sea un sí rotundo y hazte a ti mism@ esa cuestión, deja que tu cuerpo responda por ti mediante las varillas, el movimiento que hagan las varillas será tu SI. Haz lo mismo con una cuestión cuya respuesta sea un NO rotundo y observa cómo se mueven las varillas, ese será tu NO.

Otro utensilio de medición común es el péndulo, formado por una cuerda o cadena unida a una pieza con un cierto peso que pueda oscilar, normalmente de metal, madera o mineral. Permite detectar las mismas alteraciones que las varillas.

Para emplearlo el usuario establece un código afirmativo y negativo vinculado a un tipo de movimiento del péndulo. Por ejemplo, un movimiento horario podría indicar afirmativo y antihorario negativo. Este código se establece a partir de preguntas que el usuario puede comprobar con certeza.

Ahora ya estás list@ para caminar por casa preguntando si hay alguna alteración telúrica negativa en en ella y el péndulo o las varillas responderán donde tu percepción no llegue.

Finalmente se encuentran los biómetros, reglas graduadas mediante parámetros quantitativos o qualitativos que se utilizan combinadas con el péndulo.

El más frecuente es el Biómetro de Bovis, que permite medir la energía de un lugar exterior o interior. Se considera que los 6500 Bovis son la media vital óptima. De este modo, los lugares con una vibración inferior serían desvitalizantes y los que presenten una energía entre 7000 y 9000 Bovis serían óptimos para el equilibrio y la salud.

Hasta aquí el post de esta semana sobre la radiestesia desde un punto de vista fisiológico. Como siempre os recordamos que podéis contactarnos sin compromiso y ¡estaremos encantados de atenderos!